lunes, 28 de septiembre de 2015

Trail Ruta del Cobre

Quería añadir esta entrada dejando pasar un tiempo -quizá no tanto- para tener un poco más de perspectiva sobre lo acontecido ese día.

Vaya por delante que fue la primera toma de contacto real con una prueba de este tipo, que es a lo que quiero dedicarme a partir de ahora.

Tras haber finalizado la preparación para el maratón, decidí, una vez "recuperado", prolongar un par de meses más los entrenamientos para probar la montaña con una prueba muy asequible y al lado de casa. Ya notaba yo que me faltaba la frescura habitual y por eso estuve más centrado en la adaptación al nuevo medio que en el entrenamiento de la prueba en sí.

Llega el día 21 de junio, me levanto y me acerco andando hacia la zona de salida. Son las 8:30, hace calor y más hará según avance el día. Hay un gran ambiente pues se celebran 3 pruebas en la mañana, un trail y dos MTB.

A las 9:15 se da la salida, somos unos 300, y comienza una ascensión de casi 2 kilómetros que ya provoca una primera criba, especialmente los últimos 300 metros. Primer tramo de bajada, largo y necesario para que las piernas recuperen, y primer avituallamiento antes de afrontar una larga y sinuosa subida de unos 3 kilómetros, con la dificultad añadida de un recorrido por un sendero muy estrecho en el que había que ir de uno en uno. Hay que decir que la indicación para entrar en el sendero no fue muy acertada, lo que provoca varias equivocaciones. El calor empieza a apretar demasiado cuando el camino se abre y se pasa por una antigua mina de Cobre (de ahí el nombre de la carrera).

Comienza una zona de tránsito con un pequeño tramo más técnico y con algún pequeño salto que hizo la carrera más divertida, justo antes de afrontar, entre los kilómetros 10 y 12, la última dificultad, con una rampa final corta pero muy dura.


Así llegamos al segundo y último avituallamiento, que da paso a la carretera que enlaza con el tramo final de bajada hacia la línea de meta. Son unos 3 kilómetros de bajada sin dificultad que finalizan en un aeródromo y lo bordean hasta completar los 16 kilómetros. Añadir que pese al buen resultado obtenido acabé la carrera y la temporada con las fuerzas muy justitas. Tocaba descansar y comenzar una vacaciones muy esperadas. Eso sí, volveré pronto a por más. ¿Tenías dudas?

miércoles, 27 de mayo de 2015

Maratón de Madrid (Parte 2)

Pues allá voy, 42 kilómetros y 195 metros por delante en una carrera contrarreloj y contra mí mismo, ya que, es la primera vez que afronto un maratón y mi máxima distancia entrenando ha sido de 28 kilómetros. O sea, un motón de incógnitas y sensaciones por descubrir y gestionar.

Los primeros 2 kilómetros son complicados debido a la gran cantidad de corredores. A pesar de salir desde el segundo cajón, la aglomeración es lo que toca. Por eso comienzo perdiendo algunos segundos con respecto a lo planeado. Además comenzamos con un recorrido en subida hasta prácticamente el kilómetro 5 para, a partir de ahí, recuperar el tiempo perdido aprovechando el terreno más llano. A partir del kilómetro 9 comienza una parte del recorrido, en su mayoría favorable y, como estoy acostumbrado a correr más rápido y en distancias más cortas, en ocasiones tengo que obligarme a reducir el ritmo para ir ahorrando “combustible”, que es lo que más me preocupa de cara al final de la carrera.

Enseguida me llega la primera gran alegría del recorrido cuando me encuentro con mi club de fans animándome en el kilómetro 10 para inyectarme la primera dosis de emoción. La carrera continúa sin novedades hasta llegar al kilómetro 14, donde los recorridos del medio maratón y el maratón se separan definitivamente en un tramo muy bien señalizado y organizado. Tras esto, me llama mucho la atención pasar sobre el puente de Rubén Darío y encontrar el Paseo de la Castellana totalmente desierto, digno de la película de Amenábar. Poco después, enfilando hacia el kilómetro 16, veo a lo lejos a alguien animando y gritando mi nombre para, según me acerco, descubrir a mi entrenador junto a su gran familia en mitad de la calle y bajo la lluvia. En ese momento la sorpresa ya es mucho menor que la alegría que me produce. No puedo más que agradecer que hayan recorrido 450 kilómetros para apoyarme.

Continuamos por recorrido favorable unos cuantos kilómetros más, a ratos bajo lluvia intensa, para llegar a la Puerta del Sol, donde el ambiente es espectacular y de gran animación. Pronto completamos la mitad del recorrido, algo por debajo del tiempo previsto, donde tomo mi primer avituallamiento sólido y me sienta bastante mal, así que a partir de ahora solo líquidos.

Entrando en la Casa de Campo, y en terreno llano, sufro mi primera crisis, curiosamente al llegar a mi distancia máxima de entrenamientos que era de 28 kilómetros, y mi ritmo se resiente entre los kilómetros 27 y 30. Cuando empiezo a recuperarme, entre el 32 y el 33 vuelve a caer una buena chupa de agua y ya noto que empiezo a no tener muchas reservas. Por suerte recibo a partir del kilómetro 33 el apoyo y ánimos de Rubén, que me acompañará hasta la meta haciendo una labor impagable solo con su presencia, ya que afrontamos la parte más complicada del recorrido. Y así continuamos bajo la lluvia hasta que, pasando el kilómetro 37, recibo la última dosis de cariño por parte de mi club de fans, esta vez más numeroso aún.

Ese último kilómetro, en el que tantas imágenes pasaban por mi cabeza y tantas sensaciones, es algo que nunca olvidaré y quiero dar las gracias a quienes me llevaron hasta allí por apoyarme y ayudarme incondicionalmente. Por último, una mención especial para quienes quisieron estar conmigo ese día y no pudieron. Gracias a todos por propiciar que siga llegando a meta.

jueves, 14 de mayo de 2015

Maratón de Madrid (Parte 1)

Pues llegó el 26 de abril de 2015, algo que hasta hace no mucho veía muy muy lejos y que deseaba que llegara tanto como lo temía. Han sido 6 largos y duros meses de entrenamiento para conseguir el reto que me planteé, algo que, como diría Rajoy, sabía que estaba muy por encima de mis posibilidades, y así me sentí en algunos momentos de la preparación.

Siempre pensé que correr 42 kilómetros no era muy sano y que era una distancia que no intentaría. Hoy puedo decir que, si bien es una experiencia por la que todo runner debería pasar una vez en la vida, los efectos que produce en el cuerpo (y hablo en primera persona) son curiosos, pero de eso hablaré más adelante.

Son las 8:00 de la mañana y estoy en el parking cercano al parque de El Retiro sentado en el coche mentalizándome durante unos minutos para lo que me viene dentro de una hora. En mi examen de conciencia veo imágenes de esfuerzo, de cansancio, de ilusión, de dedicación, y sé que solo me queda culminar la obra madurada tiempo atrás en algún recodo de mi cabeza, desarrollada por la mente de Urtzi y apoyada incondicionalmente por mi club de fans.

Ha estado lloviendo casi toda la noche y en cuanto salgo a la calle noto la humedad e incluso a ratos cae algo de llovizna. Con este ambiente me dirijo hacia la zona de salida dando un paseo entre cientos de “compañeros de fatigas”. Claro que estoy nervioso, así que trato de relajarme iniciando un calentamiento suave antes de colocarme en el cajón de salida. En la zona que elijo coincido con esos que, nada más verlos, piensas: “estos son los que van a ganar”. Me llamó la atención que no estaban haciendo nada diferente a mí, que estaban muy serios, que no hablaban entre ellos y que iban mucho más abrigados que yo. Intenté mirarles por encima del hombro pero no me salía, así que, intimidado, opté por centrarme en mi propia rutina. Una vez dentro del cajón de salida fue como si ya todo estuviera bien, como si no hubiera marcha atrás, y empiezo a sentirme tranquilo y dispuesto ya para afrontar lo que viene. Hasta ese momento no soy consciente de las dimensiones físicas que tiene la carrera, por número de corredores, por gente de la organización, por el espacio que cubrimos en la zona, etc.

Aunque parezca pretencioso, sé que voy a terminar la carrera sin problemas, que con la preparación que llevo nada puede impedirme lograr el objetivo y que puede ser una cuestión más mental que física superar las posibles crisis que puedan surgir. Pues a por ello voy porque acaban de dar las 9:00.

domingo, 22 de marzo de 2015

Dichosas zapatillas

Vaya por delante que si algo he aprendido en todos estos años es a cuidar mis pies (y piernas) porque no solo son importantes para hacer deporte.
Dicho esto, resulta que tenemos la “mala suerte” de tener características diferentes en cuanto a morfología, peso, tipo de pisada, forma de correr y entrenar, y un largo etcétera, sin pasar por alto la incidencia de todo lo anterior en las diversas pruebas deportivas en las que participamos, ya sean pruebas urbanas, off-road, mixtas, combinadas…

Pues si ya nos cuesta adaptarnos a las diferentes disciplinas, ahora viene el problema de elegir el calzado adecuado para ello y, como no, todos queremos lo mejor. Así que establecemos un presupuesto X y empezamos a buscar lo mejor dentro de ese presupuesto (por cierto, siempre insuficiente). Pues resulta que, dentro de las mismas características, encontramos zapatillas similares de más de 10 marcas diferentes con una extensa gama de colores y cierta variedad en precios. Y como afinamos tanto, empezamos a aprender y tener en cuenta algunos conceptos como: amortiguación, dureza, peso, sujeción, traspiración, estabilidad, drop, refuerzos y muchos otros que nos vuelven locos. Una vez que vamos reduciendo el número de modelos que cumplen con todo las condiciones que hemos establecido, el siguiente paso es buscar en internet los cientos de test publicados sobre esos modelos en cuestión y resulta que, en el 95% de los casos, son muy buenos o ideales.

En todo lo anterior puedo haber gastado más de 15 ó 20 días entre la búsqueda de la información, la lectura, la comparación, las conclusiones y, lo peor de todo, las dudas que aún me quedan porque la práctica es lo que impera sobre la teoría en este tema.

Así que lo que recomiendo es no gastar mucho tiempo en los foros, las lecturas y las teorías y buscar directamente al experto de la tienda de running que conozcas porque seguramente te dará mucha más información y mejores consejos in situ sobre lo que más te conviene calzar. Yo lo hice y Unai me iluminó el camino hacia la meta del maratón de Madrid. Allí os espero!!

martes, 27 de enero de 2015

1/2 Maratón de Getafe

“¿Estás nervioso?”, me pregunta mi chica al levantarme. Contesto con un gesto ambiguo, pero sí, tengo algunas mariposas en la tripa.

Al llegar, nada más bajar del coche con mi pantaloncito corto, ya noté que los 4º de temperatura eran engañosos. La sensación térmica era menor, a pesar la mañana soleada. Con la tiritona me fui hacia la zona de calentamiento y traté de sacarme el frío de los huesos con una carrera continua más larga de lo habitual.

Tras unos estiramientos dinámicos me dirijo a la zona de salida. No hay cajones por tiempos por lo que la organización apela a la buena fe de los deportistas y a sus aspiraciones para organizar las posiciones de salida. En ese momento me encuentro tranquilo, seguro y con ganas de comenzar. Sin mayores problemas, salvo un retraso de 7 minutos en la salida, comienza la carrera.

Hace ya muchas semanas que me había planteado este día como un test o un entrenamiento más, orientado a probar ritmos mantenidos con vistas a retos futuros. Lo cierto es que desde el principio salí con un ritmo más rápido de lo previsto, en parte debido a que es fácil dejarse llevar por la euforia que acompaña siempre a las salidas en todas las carreras cuando, literalmente, la gente te lleva.

Tras superar algunas estrecheces en los primeros 3 kilómetros, la carrera se desarrolla normalmente y con ese ritmo “rápido” mantenido. Es cierto que en algún momento pensé que me pasaría factura más adelante pero decidí seguir y confiar en mí. Ciertamente el promedio se iba cumpliendo, los kilómetros cayendo de mi lado y yo seguía sintiéndome cómodo. A esa sensación yo le llamo “encontrar el sitio” y a ello ayudó mucho un perfil muy homogéneo.

Sin apenas darme cuenta he superado el primer diez mil y prácticamente comienzo la cuenta atrás, dato mentalmente importante para mí.


En la parte final hay un tramo de unos 2 kilómetros adoquinados que se hacen bastante incómodos pero que coincide con el centro de la ciudad, o sea, la parte más bonita. Y así enfilamos hacia la meta. Durante casi todo el recorrido hay bastante gente siguiendo la carrera aunque, en mi opinión, faltó un poco más de animación excepto en este último tramo, donde se huele la cercanía del la llegada. La meta está en la pista de atletismo del Polideportivo Juan de la Cierva, un detalle que siempre motiva. Y así terminé esta carrera, además rebajando el tiempo previsto y con un subidón de motivación para seguir llegando a meta.

Por cierto, eché en falta alguna fruta en la bolsa que entregan al llegar.

jueves, 15 de enero de 2015

Balance 2014

Si quisiera resumir con una sola palabra mi bagaje durante el 2014 sería “sorprendente”. Basta una rápida lectura a las cifras sobre entrenamientos y kilómetros recorridos para hacerme pensar en algo prácticamente inalcanzable por mí y diría que insuperable en el futuro.

Los datos cantan:


Sesiones
Kilómetros
1er Semestre
111
1242,03
2º Semestre
128
1443,10
Total 2014
239
2685,13

De ello se deduce que por cada una de las 239 sesiones de entrenamiento o carrera realizadas, la distancia media recorrida fue 11,23 kilómetros, lo que supone un 19% más en kilómetros recorridos con respecto al 2013. En fin, no me doy más bombo que voy a parecer Cristiano Ronaldo.

Lo cierto es que hubo un reparto bastante homogéneo de kilómetros durante todo el año destacando diciembre como el de mayor número de kilómetros (330,95) y los de mayo y octubre como los de menor (143,45 y 129,14 respectivamente).

Otro dato a recalcar es que en el 2014 participé en menos pruebas deportivas, que fueron:

-          6 de abril: Media Maratón de Málaga
-          11 de mayo: Duatlón Cross Villanueva de La Cañada
-          19 de octubre: Media Maratón de Valencia
-          31 de diciembre: San Silvestre de Almagro

Por primera vez en una de mis pruebas no pude llegar a meta, cuando durante el Duatlón Cross de Villanueva de La Cañada un mal pinchazo (con la bici) me lo impidió.

Sí quiero destacar mi participación en la Media Maratón de Valencia, que completé junto a mi hermano de principio a fin, en la que la llegada a meta significó el momento más emotivo que he vivido nunca en una prueba deportiva.


Para cerrar el año tuve la ocasión de participar en una San Silvestre muy divertida y bien organizada por el Almagro Trotón Club y celebrada en un entorno precioso y un ambiente muy festivo.


Ha vuelto a ser un año muy positivo y quiero dar las gracias a mi club de fans, a mi entrenador y a los que me han apoyado para lograrlo. Seguiré adelante en 2015 con nuevos retos e ilusiones que muy pronto os contaré.