domingo, 27 de octubre de 2013

Medio Maratón de Valencia

Recién llegado al hotel me cruzo con el grupo de atletas africanos que estaban allí para ganar la carrera, lo llevan escrito en la cara.

El sábado amanece soleado y con temperaturas casi veraniegas y me doy un paseo hasta la feria del corredor para recoger el dorsal. Una feria ubicada en uno de los tinglados del puerto de la Copa del América de Valencia. Bien organizada, fácil y rápida la recogida de dorsales. El resto del día actividades familiares, infantiles y gastronómicas.

He llegado hasta aquí tras varios de meses entrenando exclusivamente para esto. Meses en los que he olvidado cualquier otro deporte para centrarme en bajar mi mejor marca en la distancia.

Cuando suena el despertador a las 7:41 del domingo no tenía yo el cuerpo para fiestas después de una mala noche de dar vueltas en la cama, sobre todo por los nervios (supongo) de saberme capaz de hacerlo bien y por no defraudarme a mí mismo. Empiezo el protocolo habitual de preparación previo a cualquier carrera o entrenamiento, aunque esta vez lo hago junto a mi hermano, y enseguida estoy listo aunque con muchas dudas mentales.

Tras el calentar nos deseamos lo mejor y  nos separamos al colocarnos en los cajones de salida. Son momentos de preparación mental. Durante unos segundos consigo aislarme del bullicio que me rodea, la gente, los gritos, la megafonía, la música, para concentrarme en mis propias posibilidades.

¡Salida! Empiezo la carrera bastante suelto y centrado en buscar mi sitio sin hacer zigzags ni sobreesfuerzos para guardar energías. Enseguida me voy sintiendo cómodo aunque los primeros kilómetros son irregulares y tras 9 minutos de subida empiezo a buscar mi ritmo. Aprovecho que el perfil se vuelve plano en la zona de El Cabañal para unirme a un grupo que pretende 1h30’ pero enseguida veo que no es mi ritmo y les dejo ir. Tras pasar el km 10 tengo la primera alegría de la carrera al ver a “mis gente” animarme y, tras chocar la mano con todos, una emoción se apodera de mí que afecta momentáneamente a mis piernas.

Sigue la carrera y enfilamos en paralelo al río hacia el centro cuando tengo mi primera crisis de confianza entre el km 12 y el 14 pero un poco de autoestima me hace recapacitar y sobreponerme (¡se puede!). La satisfacción de pasar por el centro de Valencia me hace más amenos los siguientes kilómetros hasta que poco después enfilo de nuevo junto al río para encarar los últimos 4 km. A pesar de no haber conseguido un ritmo constante durante toda la carrera, lo que me resta un poco de las energías que tengo guardadas para el final, decido poner ya toda la carne en el asador a sabiendas de que voy dentro del tiempo previsto.

 
Según me acerco a la última parte empiezo a ver mucha más animación y justo al comienzo de la recta final vuelvo a encontrarme con el club de fans (Alba, Eva, Marina, Lucía, Iván, Diego, Isabel y Pilar) que me inyectan otro balón de oxígeno para llegar a meta con ese tiempo tan ansiado y trabajado.

Ya solo queda certificar el gran día esperando en meta a mi hermano para rendirle todos los honores que merece al finalizar por primera vez una media maratón y con un esfuerzo titánico. ¡Felicidades! Mérito tuyo y orgullo mío.



Por último, quiero dar las gracias a Urtzi por haberme guiado en esta aventura y por haberme mostrado de lo que soy capaz.