lunes, 27 de mayo de 2013

Lesiones

No aguanto estar varios días sin hacer deporte. Y lo que es peor, creo que tampoco me aguantan los que tengo cerca. Y es que esa terapia deportiva, ese entrenamiento, es el combustible de mi motor y, si no me muevo, se va vaciando el depósito. En ese depósito hay ganas, voluntad, paciencia, ilusión, motivación y muchos otros ingredientes para trabajar, entrenar, ejercer las labores paternales, las familiares, y sin combustible la máquina no va igual de fina. ¡A mí me ocurre!

Circunstancias laborales, sociales o de cualquier otra índole pueden alterar o modificar tu planificación y obligarte a estar varios días sin poder entrenar que, por supuesto, terminas recuperando sin problema. Pero, ¿qué pasa con las lesiones? Dichosas lesiones. Una agenda laboral intensa, un viaje, un imprevisto social, todo eso es algo con lo que hay que contar y que no afecta demasiado, pero las lesiones vienen de repente, no se cuenta con ellas, generalmente no avisan y no se sabe cuanto tiempo van a quedarse.

Las lesiones son algo inherente a la práctica del deporte y hay que convivir con ellas de la mejor manera posible. Es en esos precisos momentos cuando hay que hacer uso de otras armas, como la paciencia o la actitud positiva. Lesión, diagnóstico y tratamiento para la recuperación. Y ese es el punto de partida, el día cero para la nueva planificación y ante eso no puedes ni debes luchar, simplemente adaptarte, enfocar tu mente, tu esfuerzo y tu energía a partir de ese instante en volver a estar bien.

Hay recuperaciones de un día, una semana, un mes o incluso de más tiempo, pero siempre hay que tener actitud positiva y centrarse en que el proceso sea lo mejor posible para retomar los retos pendientes, las próximas llegadas a meta.

lunes, 13 de mayo de 2013

Du-Cross Villanueva de la Cañada


Amanece un día soleado y con temperatura muy agradable y allá voy a Villanueva de la Cañada con mi bici para el Du-Cross, con el estomago un poquito encogido, después de 11 meses sin hacer una prueba de este tipo.
Llego enseguida, recojo el dorsal, dejo la bici en el box y hago un pequeño calentamiento de carrera continua y un estiramiento antes de acercarme a la línea de salida. Éramos 600 corredores según la organización.
Se guarda un emotivo minuto de silencio en homenaje a un deportista local, un joven fallecido hace 2 meses, y tras las desgarradoras palabras de su madre, se prepara la salida.
Salida para las chicas y 2 minutos después (11:07) los chicos.
RUN1: Según el GPS corremos 4,2 kilómetros. Empiezo con sensaciones raras, sin encontrarme cómodo. Tramos estrechos donde correr y adelantar no es sencillo. En el primer kilómetro encontramos unas peligrosas arquetas pero el resto del recorrido es más o menos cómodo y voy encontrándome mejor una vez que cojo velocidad crucero.
La primera transición es rápida, casco, cambio de zapatillas y a pedalear.
MTB: El circuito de 12,6 kilómetros (GPS mediante), sin grandes variaciones de perfil pero con algunos “dientes de sierra”. Aquí tengo buenas sensaciones desde el principio y voy rodando cómodo. Hay algunos tapones en las zonas más estrechas pero se solventan sin problema. Alguna caída y algún pinchazo pero por suerte yo me libro. Mucho polvo en el camino.
Llego a la segunda transición, que vuelve a ser rápida. Nuevo cambio de zapatillas, fuera casco, un trago de isotónico y a afrontar la última parte.
RUN2: Carrera de 2,5 kilómetros que comienza con extrañas sensaciones. Mis piernas corren sin que yo las mande porque de cintura para abajo creo que no que tengo el control. Observo que no soy el único que tiene ese problema al ver que algunos compañeros incluso se paran. El paso de bici a correr siempre me cuesta mucho. Poco a poco vuelven las sensaciones pero no corro muy cómodo, como si mis piernas estuvieran ya saturadas por el esfuerzo anterior. Por suerte es un tramo corto y sin dificultad.
Buena organización por parte de Du-Cros Series, buen ambiente en la carrera y buena bolsa del corredor.
Una vez más satisfecho del resultado y feliz por haber llegado a meta.

domingo, 5 de mayo de 2013

Motivación


¡Qué difícil es mantener la disciplina y la constancia para el entrenamiento! Cada día hay que encontrar la motivación para calzarse las zapatillas y realizar la sesión correspondiente para cumplir con el programa previsto, haga frío o calor, sea por la mañana, por la tarde o por la noche, hayas tenido un buen o un mal día.
Sí, a mí también me pasa, y a menudo tengo que convencerme a mí mismo para salir a entrenar. Me motivo con alguna música especial, me pongo la ropa para entrenar 1 hora antes de salir para ir concienciándome y algunas otras tretas que impidan que me lo salte.
A veces sales a entrenar con inapetencia, sobrecarga, estrés u otros “factores negativos” en tu cuerpo o mente pero según avanza el entrenamiento te hace pensar en ese momento, en ese camino o en ese lugar por el que vas, en cómo van respondiendo tus piernas, en si el ritmo que llevas es el adecuado, y consigues liberarte de esos factores sin darte cuenta. Te centras en el propio entrenamiento y además de cumplir con el programa vas haciendo terapia.
Hay algo que procuro cumplir cuando tengo uno de esos días en los que las piernas no te van o tu cuerpo está cansado o con malas sensaciones: procuro a toda costa cumplir con el plan previsto. Quizá baje el ritmo de carrera o busque un recorrido más favorable o con mejores vistas, lo que sea menos parar y/o no completar con lo que estaba previsto, aunque cueste. ¿Por qué lo hago? Simplemente porque llegar a casa después de ese mal día de entrenamiento y pensar que lo he completado me produce un gran placer, aumenta mi autoestima y además me sirve como motivación para el día siguiente.
Hay que buscar la motivación donde sea, incluso en los malos momentos, porque es un factor fundamental para el entrenamiento.