jueves, 8 de mayo de 2014

Maratón de Madrid (por Mariano Escobar)

…llegando a meta…, y con ello el logro de una ilusión para todo aquel corredor popular que ve en los 42,195 km un reto imposible que alcanzar.
Como todo en esta vida, acabar y acabar de una forma digna cuesta, y lleva aparejado compromiso, esfuerzo, constancia y en muchas ocasiones un sacrificio (coste en horas de sueño y en horas que quitas a la familia, gracias Ana, Guille y Jacobo) que te queda recompensado cuando consigues llegar al final.
La mañana amanece fresquita, pero todo apunta a que va a ser un gran día climatológicamente hablando para correr, sin viento y sin un excesivo calor que ponga más dificultades a una carrera, la de Madrid, ya de por si exigente. Me sitúo en el cajón asignado, el número cuatro, la salida es multitudinaria, ya que son conjuntas la maratón y la ½. Pronto te das cuenta que la soledad del corredor no es tal, Madrid se vuelca con la carrera y durante todo el recorrido no faltan apoyo y muestras de aliento, sin contar con las múltiples bandas de música que nos amenizan a lo largo y ancho del recorrido.
Los kilómetros van pasando y cuando ya se acercan “territorios inexplorados”, más allá de los 25 Km... noto unos toquecitos en mi espalda y, ¡sorpresa!, 2 km antes de lo acordado se une a la carrera mi compañero y amigo Rubén, que sin dudarlo se acerca hasta un complicado y difícil Madrid en día de carrera, para acompañarme en los kilómetros que restan hasta el Parque del Retiro. Ni que decir tiene que fue un plus de energía moral y sobre todo una gran ayuda en los siguientes avituallamientos (generosos y abundantes).
Es así que llegamos al punto dónde el paso de los kilómetros y la altimetría del recorrido cambian la leve sonrisa, porque estaba disfrutando de mi primera maratón, por una mueca de esfuerzo y fatiga,  ya que aparecen algunas molestias que quieren sabotear mi objetivo final…
…en estas estamos cuando llega el kilómetro 37, dónde ese encuentra el mayor aporte energético que uno puede tener, mis incondicionales, mis peques y mi mujer (gracias Ana por el esfuerzo de ir hasta Madrid con los dos pequeñajos)
A partir de ahí, con más o menos sufrimiento y algún amago de calambres, sé que voy a llegar a meta…
Agradecer a Liaño su asesoramiento profesional en la planificación de los entrenamientos, a Teté y Candi por su apoyo y consejos de gente con la experiencia de haber corrido maratones y a Rubén por su apoyo de campo y por abrirme esta ventana en su blog, para contar mi experiencia.