…llegando a meta…, y con ello el logro de una ilusión para
todo aquel corredor popular que ve en los 42,195 km un reto imposible
que alcanzar.
Como todo en esta vida, acabar y acabar de una forma digna
cuesta, y lleva aparejado compromiso, esfuerzo, constancia y en muchas
ocasiones un sacrificio (coste en horas de sueño y en horas que quitas a la
familia, gracias Ana, Guille y Jacobo) que te queda recompensado cuando
consigues llegar al final.
La mañana amanece fresquita, pero todo apunta a que va a ser
un gran día climatológicamente hablando para correr, sin viento y sin un
excesivo calor que ponga más dificultades a una carrera, la de Madrid, ya de
por si exigente. Me sitúo en el cajón asignado, el número cuatro, la salida es
multitudinaria, ya que son conjuntas la maratón y la ½. Pronto te das cuenta
que la soledad del corredor no es tal, Madrid se vuelca con la carrera y
durante todo el recorrido no faltan apoyo y muestras de aliento, sin contar con
las múltiples bandas de música que nos amenizan a lo largo y ancho del
recorrido.
Los kilómetros van pasando y cuando ya se acercan “territorios
inexplorados”, más allá de los 25 Km... noto unos toquecitos en mi espalda y,
¡sorpresa!, 2 km antes de lo acordado se une a la carrera mi compañero y amigo
Rubén, que sin dudarlo se acerca hasta un complicado y difícil Madrid en día de
carrera, para acompañarme en los kilómetros que restan hasta el Parque del
Retiro. Ni que decir tiene que fue un plus de energía moral y sobre todo una
gran ayuda en los siguientes avituallamientos (generosos y abundantes).
Es así que llegamos al punto dónde el paso de los kilómetros y
la altimetría del recorrido cambian la leve sonrisa, porque estaba disfrutando
de mi primera maratón, por una mueca de esfuerzo y fatiga, ya que aparecen algunas molestias que quieren
sabotear mi objetivo final…
…en estas estamos cuando llega el kilómetro 37, dónde ese
encuentra el mayor aporte energético que uno puede tener, mis incondicionales,
mis peques y mi mujer (gracias Ana por el esfuerzo de ir hasta Madrid con los
dos pequeñajos)
A partir de ahí, con más o menos sufrimiento y algún amago de
calambres, sé que voy a llegar a meta…
Agradecer a Liaño su asesoramiento profesional en la
planificación de los entrenamientos, a Teté y Candi por su apoyo y consejos de
gente con la experiencia de haber corrido maratones y a Rubén por su apoyo de
campo y por abrirme esta ventana en su blog, para contar mi experiencia.