martes, 2 de diciembre de 2014

Deporte popular o negocio

Es muy evidente el auge que en los últimos años está afectando al deporte popular en todos sus niveles y disciplinas, lo cual refleja, entre otras cosas, que cada vez tenemos hábitos de vida más saludables.

Ésto, por sí mismo, sería una gran noticia si no fuera porque esas competiciones que seguimos llamando populares tienen unos condicionantes económicos añadidos que no siempre están al alcance de todo el mundo. Y además cada vez aspiramos a mayores y más complicados retos porque todo se nos queda “pequeño”. Claro, no es lo mismo una carrera popular urbana de 10 kilómetros que una de montaña de 93 kilómetros. No es lo mismo una travesía de natación de 6 kilómetros que un triatlón olímpico. Según se hacen las pruebas más especializadas y multidisciplinares se necesita una preparación diferente y un material más específico.

Está claro que con unas zapatillas de gama media y una equipación técnica de calidad normal se pueden afrontar infinidad de pruebas pero aquí entra en juego nuestra ambición para aspirar a más cuando empezamos a dominar (y aquí no me refiero a victorias o grandes proezas) esa disciplina por la que comenzamos nuestra experiencia deportiva.

A todo eso hay que añadir las cuotas de inscripción a dichas carreras, que antes ofrecían una buena “bolsa del corredor” en forma de regalos como camisetas técnicas, productos energéticos, etc., pero que hoy por hoy, seamos realistas, cada vez piden más y ofrecen menos.
 
Supongo que los organizadores aprovechando el tirón deportivo, y a sabiendas de que lograrán sus objetivos en cuanto al número de inscripciones para sus eventos, están valorando un poquito menos otros factores como la seguridad o la atención al corredor.

Pues personalmente ahora valoro más todos esos detalles a la hora de inscribirme en una de esas carreras y es por ello que cada vez soy más selectivo y he decidido decir a una tradición de 14 años: “Adiós, San Silvestre Vallecana”. Parece que interesan más el número de inscripciones y la difusión en medios que el propio corredor, y no hay que olvidar que sin corredor no hay carrera, ¿no te parece?