domingo, 21 de octubre de 2018

La cuestión

Han pasado más de 2 años y aún me emociona leer el texto de la entrada del último reto. Ese trail por los Picos de Europa dejó hondas huellas en mí, y no solo físicas. Cada zancada que se avanza en ese medio natural es una lección aprendida de emoción, esfuerzo, solidaridad, compañerismo y pasión. Lección que deja poso para poder ser aplicada según se avanza por ese otro “trail” que afrontamos cada día.
El deporte ha sido, es y será uno de los pilares fundamentales que apuntalan y refuerzan cada una de las decisiones que tomo (incluso cuando yerro), una terapia reflexiva que hace que pase mucho tiempo conmigo mismo. A menudo me ocurría que, tras un entreno de tirada larga, volvía a casa habiendo tomado decisiones sobre temas domésticos o sobre otros asuntos pendientes. Cuántas veces habré escuchado al llegar a casa: “¿Qué has pensado hoy?”.

Ahora estoy en proceso de engancharme al deporte otra vez, haciendo un poco de muchas cosas y un mucho de nada y sin un objetivo concreto que no sea la salud (física y mental) y el bienestar propio. Siempre entrené con una meta a la vista y ahora me resulta complicado no buscar algún reto y quizá esa ha sido una de las razones por las que me costaba tanto volver a adquirir el hábito del entrenamiento semanal. Pero, ¿y si el camino para alcanzar el fin fuera el propio objetivo, sin necesidad de ir más allá? ¿Y si, simplemente, volver a practicar regularmente varias sesiones deportivas semanales se convirtiera en el objetivo? ¿Y si lo tengo delante de mis narices y no soy capaz de verlo? ¿Y si la lección que tengo que aprender es sobre adaptación?


Pues para buscar las respuestas a todas las preguntas voy a seguir recorriendo mi propio camino y voy a seguir reflexionando para así poder seguir llegando a meta.