Ambiente de carrera el sábado por la
mañana en una “Feria del Corredor” un poco austera pero con una buena
organización. Recogida del dorsal, paseo y a meter combustible en forma de
hidratos de carbono para el día siguiente.
Amanece un precioso día despejado. Me
levanto tranquilo, confiado y sabedor de que he hecho bien los deberes las
últimas semanas y que tengo el objetivo al alcance de la mano.
Mirando los datos de los últimos test
realizados sé que llego en un momento óptimo y que a poco que se dé bien hoy
toca celebrar algo grande.
Llegamos a la zona de carrera y empiezo
con el acostumbrado ritual de calentamiento: una carrera continua, unas
progresiones y una pequeña activación justo antes de entrar en la zona de
salida.
17 grados, poco viento y mucha humedad, son
unas condiciones mucho mejores de lo que se preveía, sobre todo por el viento,
que me tuvo preocupado durante muchos días. El viento puede ser un factor
condicionante cuando una carrera se desarrolla frente al mar.
Salida con cuatro carriles de carretera
a disposición, lo que permite que sea bastante cómoda y que en la parte
delantera no tengamos que pelear por la trayectoria a seguir. Desde el inicio
voy rodando cómodo aunque quizá un poco rápido, lo que hace que en el kilómetro
5 vaya unos segundos por debajo de lo previsto. Poco a poco voy regulando el
ritmo hasta alcanzar la media programada. Empiezo a notar que la temperatura
está subiendo y que el sol aprieta y enseguida noto que me cuesta mucho
mantener el ritmo de carrera. Justo antes del paso por el kilómetro 10 me
espera mi incondicional club de fans para infundirme ánimos y esa energía extra
que viene siempre tan bien. Lástima que esta vez no funcionase tan bien.
A partir de ese momento cada kilómetro
me costaba más mantener un buen ritmo, el calor iba en aumento y la hidratación
empezaba a ser un factor determinante. En cuanto me di cuenta de que el
objetivo se me escapaba de las manos me dediqué a administrar mis energías y
esfuerzos para llegar a meta sano y salvo puesto que las condiciones (desgaste,
calor, humedad, etc.) eran cada vez más contrarias a mis sensaciones. No tengo
ninguna duda de que gracias a la buena preparación y planificación, fruto del
esfuerzo y la dedicación de Urtzi, he conseguido llegar a meta en buenas
condiciones. Eso sí, me ha costado recuperarme algo más de lo normal porque la “paliza”
fue importante.
Tengo que felicitar a AD Málaga Sport que
ha sabido sobreponerse al abandono de un importante patrocinador y ha
conseguido organizar un gran evento obteniendo unos resultados sobresalientes.
Ahora es el momento de hacer balance y
de plantearse nuevos retos, quizá incluso nuevas disciplinas. ¿Por qué no?