Con tan solo 48 sesiones de entrenamiento, enormes ganas, mucha
ilusión y la fundamental compañía de Mariano, emprendo esta aventura el 14 de
mayo a las 9:15 de la mañana desde Benia de Onís, un precioso enclave asturiano
que será testigo de la consecución de mi nuevo reto: 35 kilómetros y medio por
todo tipo de terrenos y circunstancias. Quiero destacar en general la fenomenal organización, la buena señalización y los variados y generosos avituallamientos; y, en especial, gracias a todos los voluntarios.
Amanece tras una noche corta y de poco descanso. Urtzi nos acerca a
Benia, hacemos un pequeño calentamiento y nos incorporamos a la zona de salida
tan solo unos minutos antes de la hora señalada, que la organización cumple con
total puntualidad. Somos casi 400 corredores en esta distancia.
Los comienzos son complicados porque a la dureza de la primera subida
se le une la estrechez de la pista y el mal estado del terreno. Apenas se puede
caminar durante los 2 primeros kilómetros en la parte de atrás del pelotón.
Llegamos sin novedad al primer avituallamiento y nos tomamos un
respiro para afrontar lo que nos queda de subida para coronar La Berruga
acompañados por la niebla. A continuación afrontamos el primer tramo con
dificultad en la pequeña bajada que hay antes de comenzar el ascenso a Camba,
que culmina con una “pared” vertical para llegar al segundo avituallamiento Ya
hemos superado los primeros 10 kilómetros.
Con energías renovadas continuamos por un sendero pedregoso y una
bajada estrecha y complicada en la que nos acompañan un grupo de terneros que
bajan con mucha facilidad, justo antes de llegar a las bonitas y verdes
praderas de Belbín. Desde aquí una subida por terreno en buenas condiciones
hasta enlazar con la zona de los lagos de Covadonga para llegar al ecuador de
la carrera. Atravesamos la antigua mina en la zona más turística y nos
dirigimos hacia la orilla sur del lago Enol -pasando literalmente por ella de
piedra en piedra- dándonos paso al ascenso a la Porra de Enol, que es el punto
de mayor altitud (1269) del recorrido. Para mí fue también el punto de mayor
debilidad tras 3 horas y 19 kilómetros desde la salida.
El descenso es muy técnico, con zonas resbaladizas, hasta llegar al
aparcamiento de los lagos, donde tenemos un nuevo avituallamiento. Aquí nos
tomamos algo más de tiempo para reponer fuerzas y recuperar para lo que nos
vendrá más tarde.
Retomamos la carrera bajando por El Escaleru hacia nuevas praderas y
una zona de transición, con muchísimo barro, hacia Entrepeñas. Llega el tramo
más técnico, difícil y resbaladizo de todo el recorrido, unos 3 kilómetros con
mucho barro, piedras, agua, terreno estrecho, en fin, para un novato como yo,
muy estresante. Y con todo eso superado y con unas vistas preciosas de Gamonedo
de Onís conseguimos llegar a Demués, donde reponemos líquidos y donde mi mente
empieza flaquear (quiero terminar ya pero nos quedan casi 5 kilómetros).
Seguimos adelante en subida hacia Bobia de Arriba y ya veo un Everest
en cada pequeño ascenso pero la ilusión de saber que estamos llegando y los
ánimos de Mariano me llevan de nuevo por el último tramo técnico de bajada
hacia Benia de Onís. Encontrar a la familia y amigos animándonos en la zona de
llegada es tan emocionante y reparador que tengo la sensación de que voy 1
metro sobre el suelo, a pesar de llegar con las fuerzas justitas. Muchas
gracias a todos (y sabéis quiénes sois) los que habéis contribuido a que haya
conseguido llegar a meta en esta aventura tan especial.
Rubén..otra META más. Eres un campeón!!!!
ResponderEliminarDigno de aplauso! Lo sufrido y esos paisajes hacen el logro todavía más grande. Grande Rubi!
ResponderEliminarDigno de aplauso! Lo sufrido y esos paisajes hacen el logro todavía más grande. Grande Rubi!
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