Desgraciadamente nos estamos acostumbrando a que, durante o después de
carreras populares de cierta distancia y reputación, nos lleguen noticias de
trágicos fallecimientos de alguno o algunos de sus participantes y me gustaría
hacer una reflexión sobre este asunto.
Lo primero que me viene a la cabeza son los requisitos exigidos por
parte del organizador para la inscripción a la prueba, que son básicamente tus
datos personales, tu club si perteneces a uno, licencia federativa -si tienes-
y el pago de la cuota, generalmente no barata. En función del tipo de prueba
existe un límite de inscripciones o incluso se busca establecer un récord de
participación con objetivos discutibles.
Cada vez más deportistas populares procuran preparar adecuadamente las
pruebas en las que participan, con un buen entrenamiento físico, con pruebas de
esfuerzo, llevando una dieta equilibrada, etc. Por eso mi reflexión va enfocada
a esos DEPORTISTAS, con mayúsculas, que se preocupan por su salud y que tienen
cierta experiencia. Pero resulta que todo eso lo único que hace es disminuir
las posibilidades de que ocurra una desgracia de ese tipo, ya que, algunas
patologías cardiovasculares son indetectables incluso por profesionales. Todos
conocemos algún caso de deportista profesional obligado a abandonar su
disciplina tras sufrir algún “susto” que luego no tuvo un diagnóstico claro.
Por no hablar de otros que fallecieron súbitamente practicando su deporte y que
habían superado con éxito los controles pertinentes. Y hablo de deportistas con
un auténtico equipo de profesionales reputados a su servicio que lo único que
pueden hacer es descartar ciertas patologías pero sin llegar a detectar el
verdadero origen del mal.
Por otro lado, existen también factores influyentes, normalmente de
origen externo, en forma de sustancias estimulantes que, al usarlas, provocan
que no actúen los mecanismos de alerta que posee el cuerpo ante sobreesfuerzos
o circunstancias anómalas, lo que podría llevar al deportista a sufrir los
citados accidentes cardiovasculares.
He querido remarcar estos aspectos negativos que pueden contribuir a
que algo salga mal, pero siempre hablando de gente preparada. Ni que decir
tiene que con deportistas menos preparados o con una preparación nula los
riesgos se multiplican.
Por favor, tomemos en serio el deporte, la vida sana, la preparación
para los esfuerzos y, sobre todo, disfrutemos haciéndolo porque nos
proporcionará muchas satisfacciones y será un gran aliciente para que en
futuros retos sigamos llegando a meta.
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